Ávila de los Caballeros y sus murallas, Ávila.

El título de la entrada hace referencia a uno de los títulos otorgados por diferentes reyes castellanos a la ciudad. 

Alfonso VII por ser la ciudad en la que paso su niñez  y protegerle de los intereses de su padrastro Alfonso I "el Batallador" rey de Aragón le otorgo el de Ávila del Rey. Alfonso VIII que lo apoyo y refugio de su tío Fernando II de León le dio el de Ávila de los Leales. Y por ultimo Alfonso X "el Sabio" que se refugio en la catedral con solo un año le concedió el de Ávila del Rey.

Todos estos títulos están representados en el escudo de la ciudad.  

Una parada obligada en nuestra visita a la ciudad es el paraje conocido por "Los Cuatro Postes" no solo por las vistas privilegiadas de la ciudad también por las leyendas que se le atribuyen al lugar.
Quizás la mas conocida es la protagonizada por los aun niños Santa Teresa y su hermano Rodrigo; que con intención de ir a evangelizar en tierras del sur a los musulmanes sin importarles morir y así ser mártires. Siendo alcanzados por su tío. También se dice que en este lugar Santa Teresa molesta por no comprender sus paisanos cuando marcho de la ciudad se limpio sus sandalias diciendo "de Ávila ni el polvo", menos mal que mas tarde se reconcilio con su ciudad.
La otra es que el año 1157 por lo tanto anterior a la otra. La que nos dice tras superar una epidemia de peste hacen una romería a la ermita de San Leonardo a la que acudieron todos los habitantes momento en el que los musulmanes saquean la ciudad. Enterados los regidores forman dos partidas de hombres para recuperar lo robado, la partida que no estaba a su cargo regreso a la ciudad cerrando la muralla y al regreso de la otra con la misión cumplida pedían su parte para liberar la ciudad.
Fue necesaria la intercesión real que expulso a los miserables fuera de las murallas y así fue el origen de los arrabales medievales.
Las autoridades decidieron que la romería seria anual construyéndose el monumento de los cuatro postes.      
   

Aunque el día de mi visita parecía recibirme un tanto brumoso pronto se despejo, pero aun así desde los cuatro postes bien se apreciaba algo que no se podría entender la ciudad de Ávila que son sus murallas medievales en un buen estado de conservación y con su adarve por el que prácticamente podemos ver toda la ciudad desde el y sentirnos como los vigías que en sus rondas defendían la ciudad. 

En la construcción de la muralla de una manera u otra contribuyeron todos los vecinos de la ciudad, unos aportando dinero y otros el trabajo manual, de ello tenemos constancia en una de las almenas.