En el palacio de Santa Cruz nos podemos encontrar una colección de arte africano que ha cedido la familia Arellano Alonso.
Se comienza por la sala de Rectores y uno de las primeras piezas que nos encontramos son unas en las que se nos esta permitido tocar y así sentir lo que los artesanos sintieron cuando las realizaron.
Si están permitido tocar es por ser reproducciones.
La Primera figura corresponde a un guerrero y l segundo a una novia.
Esta vasija realizada en terracota que representa que representa una cabeza masculina, pertenece a la cultura Edo del antiguo reino de Benín que se desarrollo entre los siglos XIV y XVI.
Esta cabeza femenina de terracota es de la cultura Ifé que se desarrollo en Nigeria entre los siglos X y XII.
Esta vasija de terracota de forma antropomorfa realizada por la cultura Mangbetu, desarrollada en la Republica Democrática del Congo del siglo XX.
Este recipiente de terracota es un recipiente funerario que fue elaborado por la cultura Qua que se desarrollo en la región nigeriana de Calabar en los siglos X y XII.
Esta figura en terracota de forma zoomorfa realizada entre los siglos XII y XVI en Malí por la cultura Tennenkou.
Esta cabeza de terracota fue realizada entre los siglos V a.C. y V d.C. por la cultura Katsina que vivió en lo que es la actual Nigeria.
Qué bonitas todas las esculturas de arte africano, aunque sean reproducciones podemos conocer otras culturas.
ResponderEliminarGracias. Tomás.
Un abrazo desde Segovia.
Tomás, qué maravilla de recorrido nos regalas en este post. La idea de “permitido tocar, obligado sentir” es profundamente evocadora, y convierte la contemplación en experiencia. Me ha fascinado cómo nos llevas desde la cultura Chan hasta las expresiones artísticas de Ifé, Edo o Mangbetu, revelando no solo la diversidad del arte africano, sino también su carga simbólica y espiritual.
ResponderEliminarEspecialmente conmovedora me ha parecido la inclusión de piezas funerarias, como las de la cultura Qua, que nos recuerdan cómo el arte ha sido, desde tiempos inmemoriales, vehículo de memoria y trascendencia. Como decía el historiador Jacob Burckhardt: “El arte es la expresión más pura de la civilización.” Y tú, con tu mirada sensible, nos haces partícipes de esa pureza.
Gracias por acercarnos a culturas que, aunque lejanas en geografía, nos tocan muy de cerca en humanidad.
De verdad que es muy interesante, amigo Tomás. Gracias.
ResponderEliminarFeliz septiembre.
Saludos
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Muy generosa la familia Arellano Alonso, al exponer tan lindos y antiguos objetos africanos, que por cierto me han encantado sin desmerecer al resto, la vasija del Congo y la cabeza de la actual Nigeria, y que son especialmente bellas.
ResponderEliminarGracias por compartir, amigo Tomás.
Un abrazo.
Son pocos los museos que permiten tocar las figuras, generalmente están protegidas por un cristal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas noches Tomas, hoy nos muestras una exposición muy original y no es solo por las piezas que tampoco suelen ser muy habituales en los museos sino por ese plus que ofrece la posibilidad de tocar sus copias y sentir sus formas de otra manera. Saludos
ResponderEliminarLindas piezas, t e mando un beso.
ResponderEliminarSeja qual for o ponto do globo o ser humano revelou sempre uma criativa sensibilidade artística.
ResponderEliminarAbraço de amizade.
Juvenal Nunes
Bom dia. Uma excelente terça-feira, com muita paz e saúde. As fotos ficaram maravilhosas, meu amigo Tomás. Gostaria de ver tudo pessoalmente.
ResponderEliminarThis is really fascinating. I love how you shared the history behind each piece. Do you think touching the reproductions helps you feel more connected to the original artisans?
ResponderEliminarQue lindo arte, me gusta apreciar y me agrada leer tu opinión y explicación con todos ellos.
ResponderEliminarBonita semana.
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Um relato riquíssimo! 🌍✨
ResponderEliminarO texto mostra como o Museo de Arte Africano em Valladolid oferece uma verdadeira viagem pela diversidade cultural e histórica da África, revelando que o conceito de moeda vai muito além do que conhecemos hoje.
Objetos de ferro, bronze, pedras e até tecidos ganham valor simbólico e econômico, refletindo não só a economia, mas também as crenças, usos sociais e até elementos bélicos dessas culturas.
Gostei muito do contraste: desde as moedas-arma ou agrícolas, até peças de arte em terracota que carregam espiritualidade e memória ancestral.
Também é especial a proposta do “Permitido Tocar, Obligado Sentir”, permitindo que o visitante não apenas veja, mas experimente com as mãos a força criativa desses povos.
É uma exposição que conecta história, arte e sensibilidade, mostrando que o valor das coisas não está apenas no material, mas no sentido cultural e humano que carregam.
SAUDAÇÕES